El transporte marítimo cuenta con varios recursos para la digitalización de sus datos y su intercambio electrónico, pero cuando llegó la pandemia no todos estaban listos.
El transporte marítimo es responsable del 90% del comercio global. Sus características lo ubican como el sector más confiable y económico para el transporte de carga de grandes distancias. Desde 1970 el sector ha tenido un crecimiento continuo de volumen de carga, promediando un 3% anual. Sin embargo, no fue hasta la llegada de la crisis generada por el COVID-19 que se evidenció de manera global su importancia para la estabilidad del comercio internacional y la necesidad de acelerar su digitalización.
Los impactos generados por la crisis sanitaria en el comercio fueron recopilados por la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD) en un reporte publicado a principios de 2021. En él, se comenta que una vez oficial la declaración de pandemia por la Organización Mundial de la Salud (OMS), el comercio colapsó en el África Subsahariana, América Latina, el Caribe, África del Norte, Norteamérica y la Unión Europea. Los efectos en el comercio del Este de Asia y el Pacífico fueron menos severos.
Durante este periodo de emergencia, los datos del Sistema de Identificación Automática (AIS) proveyeron la información más actualizada y en tiempo real sobre el transporte marítimo y el comercio en movimiento dentro del sector. Esto ayudó a llenar los huecos de información que se tenía en las fuentes tradicionales sin digitalizar o con tiempo de retraso.
Según los datos del AIS, durante las primeras 24 semanas del 2020 las llamadas globales de barcos cayeron 8.7% en relación con las 1.1 millones de llamadas registradas en el mismo periodo del 2019. La mayoría de estas bajas ocurrieron en la semana 12, tras la declaración de pandemia, pero los cambios más dramáticos ocurrieron en el segundo trimestre. Al activarse los numerosos bloqueos y las fuertes restricciones sociales en la mayoría de los territorios, la caída en las llamadas fue de 17% anual. No obstante, la UNCTAD reconoce que el AIS tiene sus limitaciones, especialmente en términos de cobertura, por lo que aún fue necesario calibrar los datos con otras fuentes disponibles.
Pero el AIS no era el único sistema con limitaciones. La información de la Convención de facilitación, mejor conocida como FAL, es otra fuente de datos electrónicos creada para una mayor precisión en el conocimiento relacionado con la llegada, permanencia, salida de los buques; personas y mercancías. La Organización Marítima Internacional (IMO) hizo obligatorio su intercambio digital para todos los buques y puertos desde abril de 2019, pero cuando llegó la pandemia y la información actualizada, en tiempo real y sin contacto fue necesaria, no todos estaban preparados.
La Asociación Internacional de Puertos y Terminales (IAPH) presentó en enero de 2021 los resultados de una encuesta donde encontró que dos tercios de los puertos encuestados aún no cumplían con el requerimiento del intercambio electrónico. Entre las barreras que citaban se encontraron los marcos legales de los países o regiones. La falta de tecnología no fue mencionada.
Como resultado de esta falta de datos más de un tercio de las organizaciones marítimas y de transporte prevén que en el futuro sus volúmenes y variedad de datos se vean incrementados en un 50%, según un análisis conducido por IDC para IHS Markit.
De manera general, el uso colaborativo de la tecnología digital puede ayudar a optimizar todos los aspectos del transporte marítimo, desde los procesos transfronterizos, pasando por la documentación, hasta llegar a las comunicaciones buque-puerto. Pero tras los primeros momentos de la crisis del COVID-19, el sector ha identificado mayores beneficios de la digitalización, como el satisfacer las necesidades más urgentes de una manera más eficaz, el minimizar la interacción humana, y sobre todo mejorar la resiliencia de las cadenas de suministro globales frente a futuras crisis.
El transporte marítimo cuenta con varios recursos para la digitalización de sus datos y su intercambio electrónico, pero cuando llegó la pandemia no todos estaban listos.
El transporte marítimo es responsable del 90% del comercio global. Sus características lo ubican como el sector más confiable y económico para el transporte de carga de grandes distancias. Desde 1970 el sector ha tenido un crecimiento continuo de volumen de carga, promediando un 3% anual. Sin embargo, no fue hasta la llegada de la crisis generada por el COVID-19 que se evidenció de manera global su importancia para la estabilidad del comercio internacional y la necesidad de acelerar su digitalización.
Los impactos generados por la crisis sanitaria en el comercio fueron recopilados por la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD) en un reporte publicado a principios de 2021. En él, se comenta que una vez oficial la declaración de pandemia por la Organización Mundial de la Salud (OMS), el comercio colapsó en el África Subsahariana, América Latina, el Caribe, África del Norte, Norteamérica y la Unión Europea. Los efectos en el comercio del Este de Asia y el Pacífico fueron menos severos.
Durante este periodo de emergencia, los datos del Sistema de Identificación Automática (AIS) proveyeron la información más actualizada y en tiempo real sobre el transporte marítimo y el comercio en movimiento dentro del sector. Esto ayudó a llenar los huecos de información que se tenía en las fuentes tradicionales sin digitalizar o con tiempo de retraso.
Según los datos del AIS, durante las primeras 24 semanas del 2020 las llamadas globales de barcos cayeron 8.7% en relación con las 1.1 millones de llamadas registradas en el mismo periodo del 2019. La mayoría de estas bajas ocurrieron en la semana 12, tras la declaración de pandemia, pero los cambios más dramáticos ocurrieron en el segundo trimestre. Al activarse los numerosos bloqueos y las fuertes restricciones sociales en la mayoría de los territorios, la caída en las llamadas fue de 17% anual. No obstante, la UNCTAD reconoce que el AIS tiene sus limitaciones, especialmente en términos de cobertura, por lo que aún fue necesario calibrar los datos con otras fuentes disponibles.
Pero el AIS no era el único sistema con limitaciones. La información de la Convención de facilitación, mejor conocida como FAL, es otra fuente de datos electrónicos creada para una mayor precisión en el conocimiento relacionado con la llegada, permanencia, salida de los buques; personas y mercancías. La Organización Marítima Internacional (IMO) hizo obligatorio su intercambio digital para todos los buques y puertos desde abril de 2019, pero cuando llegó la pandemia y la información actualizada, en tiempo real y sin contacto fue necesaria, no todos estaban preparados.
La Asociación Internacional de Puertos y Terminales (IAPH) presentó en enero de 2021 los resultados de una encuesta donde encontró que dos tercios de los puertos encuestados aún no cumplían con el requerimiento del intercambio electrónico. Entre las barreras que citaban se encontraron los marcos legales de los países o regiones. La falta de tecnología no fue mencionada.
Como resultado de esta falta de datos más de un tercio de las organizaciones marítimas y de transporte prevén que en el futuro sus volúmenes y variedad de datos se vean incrementados en un 50%, según un análisis conducido por IDC para IHS Markit.
De manera general, el uso colaborativo de la tecnología digital puede ayudar a optimizar todos los aspectos del transporte marítimo, desde los procesos transfronterizos, pasando por la documentación, hasta llegar a las comunicaciones buque-puerto. Pero tras los primeros momentos de la crisis del COVID-19, el sector ha identificado mayores beneficios de la digitalización, como el satisfacer las necesidades más urgentes de una manera más eficaz, el minimizar la interacción humana, y sobre todo mejorar la resiliencia de las cadenas de suministro globales frente a futuras crisis.